lunes, 10 de mayo de 2010

SAN ANTONIO DE PADUA


Hijo de Martín Bouillón y María Teresa Taveira, nace en Lisboa (Portugal) en 1195.

Recibe en el Bautismo el nombre de Fernando que significa “El intrépido en la Fe”. Desde muy pequeño su madre vio en Él, el rostro de un ángel.

En efecto con el correr de los años llegó a transformar a gran parte de la sociedad de su tiempo, gracias a su fe incondicional, su palabra viva y su entrega al prójimo.

La Asidua lo describe como Fue un hombre de gran fortaleza espiritual, que no se dejó vencer por sus limitaciones físicas, un gran contemplativo que dedicó su vida a la búsqueda de Dios, casi un estático eremita, un evangelizador ardoroso y decidido, predicador incansable de la palabra de Dios.

Impactado por el Martirio de cinco Franciscanos en Coimbra, decide dejar la Orden de los Agustinos y pide ser admitido por los franciscanos.

Ingresó a la Orden Franciscana en 1220, cambiando su nombre por el de Antonio. Deseando la gracia del martirio, marchó a la Misión de África del norte entre los musulmanes.

Enfermo volvió a Portugal pasando por Italia, donde se revelaron sus excepcionales talentos de predicador.

Su labor como predicador de la Palabra del Señor fue múltiple e ingente: pacificar a los enemigos, liberar a los cautivos de los vicios, pecados y maldades, hacer devolver lo robado entre otros

A pesar de la Mortal hidropesía que aquejaba, haciendo que su cuerpo poco a poco perdiera la apariencia de juventud con una peligrosa obesidad, el valiente Franciscano dedicó la mayor parte de su vida al ministerio de la Palabra, predicando en calles y barrios

De 1223 a 1226 ejerció su apostolado en Francia. Vuelto a Italia su predicación y su caridad le valieron tal reputación de santidad, que el Papa Gregorio IX lo canonizó un año después de su muerte, acaecida en Padua el 13 de Junio de 1231.

Los numerosos milagros obtenidos por su intercesión, hacen de Él uno de los santos más querido y popular.

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